domingo, 13 de julio de 2008

Un poco más tranquilo

Rebobinemos. Se trata de lo siguiente: yo quería que este año fuera el año de la prosperidad y así como va la cosa se está convirtiendo en el año del Titanic. ¿Qué hacer con este deseo?, ¿en qué momento se me metió en la cabeza que quería ser próspero?, más me hubiera valido pedir que fuera el año franciscano, así andaría re contento y con mi objetivo logrado. Hasta el momento la cosa va así: dos gatitos muertos, una relación de pareja en la UTI, un hermano que se está separando, un diente que hace más de un año que me reclama dentista, una revisión pendiente a mi auto, deudas, deudas, un departamento ruidoso, una familia que no veo, unas ganas tremendas de tener unas vacaciones de todo(s) o de embriagarme, o simplemente, no sé, ganas de dar vuelta la página a varias cosas.
Por mientras algo bueno, en lugar de café con leche un sucedáneo sin cafeína que me está encantando, en lugar de solo enseñar volver a clases y hacer un Master, en lugar de solo quejarme, poner al final alguna cosa buena, porque al final eso es lo que vale, ¿no?

martes, 1 de julio de 2008

Buscando a Godot

Increíble pero cierto, nada de lo que me propongo me resulta, es casi de risa: por ejemplo, intenté pegar el salto mortal más largo que había intentado hasta el momento y no me resultó, pretendí cazar un venado de lomo verde y al final me terminé apiadando del raro animal, empecé a leer un libro re interesante y al final el libro me terminó leyendo a mi. Definitivamente nada me resulta: ¿no será mejor proponerme lo contrario y expresar el negativo de mis pensamientos y mis sentimientos? Por ejemplo: "te odio con toda mi alma" o "eres el primo más desagradable que he tenido" o "gracias por la plata que me prestaste"... no sé. Tal vez la solución es más compleja, tal vez se trate de otra cosa, quizás sea una cuestión de acento, de poner un acento firme y fuerte en las cosas, nada de decir lo contrario, sino lo que es, pero de verdad, con todas las ganas, con toda la sangre, como en un salto al vacío, sin saber nada más que es cierto, que lo que estoy diciendo es verdad, es verdad, es verdad, aunque lo que espere no llegue nunca.

Entonces saldré a la búsqueda de lo imposible, encararé la verdad con mi frente limpia y en alto, me reconoceré en el reflejo de mi espejo con todas mis sobras y luminosidades, diré que es cierto, que estoy vivo, que por fin estoy vivo, que lo demás ya se verá en el camino, pero que estoy vivo y que es eso lo que importa.

Y mi canto florecerá como una mañana húmeda en la que me baño con el rocío frío y lacerante de esas horas. Y pondré mi marcha sobre los pasos perdidos de mis propios anhelos, diciendo, cantando, gritando que es cierto, que hoy vi algo de la verdad, mientras escribía en mi celular y al frente mio una quinceañera se estaba preparando para su fiesta. Y diré que no, que lo siento, que en este momento estoy en otra cosa, que en este momento sé que Godot no va a llegar, que ya lo sé de verdad, y que debo ir a su encuentro, que debo ir.