Es curioso, cada vez que alguien me trae recuerdos de mi madre me pasa que a veces para mi es como encontrar algo nuevo. En todo caso me gusta que me hablen de mi madre, me hace bien.
Hace muy poco me acordaba de ese día que ella pasó por mi departamento, ya le habían dado el diagnóstico y su primera reacción fue irse a la playa. Decidimos ir juntos a la playa. Me pasó a buscar y no es que no quisiera ir con ella, sino que así no, con esa sentencia de muerte no, no quería, aunque quería, claro, ¿como no estar a su lado en esos momentos, cuando la angustia, la pena, el miedo se presentaban así, de repente, de forma bestial, sin piedad... sin piedad?
No recuerdo el viaje en auto, solo puedo presentir que nuestro diálogo fue como siempre, abierto, honesto, directo y, por mi parte, compasivo. No podía más que sentir que tenía que estar con ella, acompañarla, sentirla, porque ya iba sabiendo que iban a ser nuestros últimos días, meses, ¿años?, juntos. Cuando llegamos a la casa de la playa, en Mirasol, ella preparó unas pequeñas presas de pollo al curry, tal vez con arroz. Y estuvo rico.
Añoro tanto su cariño, su cariño inmenso que abarcaba su forma de cocinar, de proteger, de mostrar lo que quería, pero también lo que rechazaba, lo que no le gustaba. Añoro su hermosa mirada y sus ojos bellos, que un día, así, de forma sorpresiva, descubrí que eran bellos, de una belleza que a veces he reencontrado en mi hermana, en sus propios ojos.
Un día, cuando yo tenía unos seis años, la acompañaba en la cocina, ella estaba lavando y secando platos y yo la ayudaba a limpiar. Mi técnica era un poco peculiar: tomaba el plato y lo limpiaba con migas de pan, así, y muy contento con lo que había descubierto, orgulloso. Mi mamá, recuerdo muy bien, guardó ese plato junto con los otros que estaban limpios. Eso me deja una enseñanza -me doy cuenta ahora-, y tiene que ver con cuidar, con aceptar y con creer en lo que hacen quienes queremos... aunque no estemos de acuerdo.
Ella fue muy importante en mi vida, me impulsó a hacer cosas que yo ni soñaba, ella fue quien me las mostró y con su confianza me hizo creer que si, que podía lograrlas. Ella fue quien me dijo, el día que partió a su viaje definitivo, que yo había sabido aprovechar las oportunidades que había tenido.
Claro, echo de menos su maravillosa cocina y su amor, su presencia y su cuidado, pero hay algo que tal vez extraño más que nada y es ese diálogo que siempre tuvimos los dos. Yo fui su hijo pero también quien escuchó sus sufrimientos, fui quien tuvo esa capacidad de estar ahí para que ella se abriera ante muchas cosas de su vida.
Tal vez ella esperó de mi muchas cosas que yo no le cumplí, un nieto, una independencia, una forma más ajustada a sus ideales, pero no me quedó otra que seguir con mi vida que, tras su partida, tomó un rumbo impensado para mi, que hubiera querido compartir con ella, ¿o es que todas las cosas que me han pasado han tenido un hilo invisible y tras ellos está mi bella madre, haciendo cosas buenas para que me vaya bien en la vida?
Cada vez que tengo que presentarme a juicio oral como perito, antes de entrar a la sala invoco su presencia y pienso que ella me cuida. Es solo un pequeño rito, pero a la vez es mi talisman que sé que me va a proteger frente a la permanente posibilidad de ser atacado por los lobos.
Mamá, dondequiera que estés, has de saber que yo recuerdo cada día algo de tu presencia y que no olvido la promesa que te hice ese día que nos despedimos: "tú siempre te vas a sentir orgullosa de mi".
3 comentarios:
¿Podrá alguna mujer ocupar un corazón tan pleno de Ella?. Yo creo que sí, pero las otras “ellas” no son incondicionales, piden, reclaman, no quieren los platos limpios con migas de pan. Sin embargo un día llega una, que sabe encontrar la hendidura sin filtros y se hace soberana del lugar sagrado. Ella tampoco es incondicional y también reclama...pero..."ha lugar”.
Un cariño enorme mi querido Pato.
Me gusta mucho tu blog.
Es muy lindo usar esta ventana para compartir con nostros tus reflexiones y recuerdos de tu madre.
Muchos cariños amigo y espero nos veamos pronto.
Gracias mis queridas Cris y Caro, es cierto, llega un día una "ella" (o tal vez puedan ser más de una, quién sabe), quien te acepta, te quiere, te masajea o que también te jode, todo eso, todo eso junto en una sola mujer, pero hay un punto de diferencia y es que quien fue tu madre te hizo de una determinada manera y tú dijiste "si" (al menos hasta un determinado momento), en cambio la mujer que llegará después a tu vida tal vez intentará hacerte a su medida y ahí, bueno ahí es más complicado, uno está hecho y derecho y solo quiere que lo quieran sin más, sin cambios, por favor, que el pack ya viene armadito.
Pato.
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