lunes, 13 de agosto de 2007

Primos

Un día he llegado a considerar a mis primos un mal necesario. Lo siento, sé que esto también lo reciben ellos, pero para ser justos con todos debo hablar de la vida así como muchas veces la siento. El problema con ellos, a diferencia de los amigos, es que son "familia", y eso embarra cualquier posibilidad de llegar a la amistad de forma espontánea, ellos siempre llegan de la mano de un tío, por tanto tienen santos en la corte. Pero se puede ser amigo de un primo o de una prima, indudablemente. Y esa es una gran amistad.
Yo tengo muchos primos, la mayoría están en la mitad sur del país. Recuerdo muchas cercanías, un recorrido en Calbuco, por ejemplo, con mi primo Jaime, o un viaje a Macchu Pichu con mis primos Pato y Alejandra Poblete. Los primos son una especie de tempranos compañeros de juego o de martirio: recuerdo, en Osorno, a mi primo Marcelo Parra y a su hermana huyendo despavoridos, yo con una media cubriéndome la cara y gozando cruelmente mientras los correteaba por los pasillos de madera de esa casa. Era chico, pero mis primos más chicos aún.
En fin, ustedes se dan cuenta por qué les digo que los primos son un mal necesario.
Vaya primo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena, como siempre; Primos de sangre y de carrete
Un abrazo te quiero mucho
Tu Primus

Patricio dijo...

Yo tb te quiero, primo.
Primus.