Hay cosas que me asombran en esta vida, cosas de la naturaleza, de la creatividad humana, de las personas, de los eventos que cruzan el caminar de uno por este páramo lleno de sueños y pesadillas. Por ejemplo mis gatos. Sabemos que los gatos no son como los perros, por eso si llamo a mi gato por el nombre que le he puesto lo más seguro es que su respuesta sea la indiferencia, al contrario de lo que sucede con los perros, que se ponen a saltar, a mover la cola, que se sienten llamados cuando los nombramos. A mis dos gatos a veces los he visto comportarse como perros, por ejemplo cuando llego a casa y me pongo a correr a la puerta ha pasado que ellos siguen tras mio, corriendo, como si fueran unos perritos.
Debo dejar de escribir, me acaban de avisar que un perro mordió a uno de mis gatos...
2 comentarios:
sí, la verdad, podemos llamar a los gatos animales domésticos, pero no domesticados, porque hacen lo que se les canta. Yo tambien tengo dos. Los traje en lugar de un perro porque no me obligarían a sacarlos a la calle a hacer sus necesidades...sólo me obligan a limpiar la terraza a cada rato porque las hacen en cualquier lado menos en la caja de piedritas. Cuando me mudé a éste departamento estaba impecable, los alfombrados los empapelados...ahora, luego de varios años de empeñosa labor, sólo quedan girones de los que fueron elegantes muros y tapices. Bueno... debo dejar de escribir, estoy convenciendo a los vecinos para que me presten un rato a su perro.
Abrazotes fuertes Pato. Lady Cris
Cierto el matiz que propones, Cristina, domésticos pero no domesticados. En todo caso lo del perro que mordió a mi gato fue un hecho cierto, realmente tuve que dejar de escribir para ir a ver cómo había quedado el Brad Pitt después del ataque del perro..., justo cuando escribía de ellos, situación muy a tono con el título de la entrada: el asombro.
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