Estoy en la zona media, ni en un lado ni en otro, en tierra de nadie, detenido, sin un lugar fijo, un poco a la deriva, esperando llegar a un puerto, puerto llamado CASA. Finalmente llegó el plazo fatal, final, perentorio, lleno de amenazas y mala onda, y dejé el hogar que tuve durante un año. De ahí salí tal como entré, con conflictos, animados más bien por la bobería y la desconfianza sin fundamentos de mi arrendadora, que se suponía, además, era una amiga.
En la entrada anterior de este blog quería hablar del asombro a propósito de esta situación, pero un perro mordió a mi gato, justo cuando estaba hablando de ellos, de mis dos gatos. Mi idea era poder hacer un salto y hablar del asombro que me producen las conductas de algunas personas, pero no pude terminarlo. Al salir a ver qué pasó con mi gato, temí encontrarme con un resto de minino tímido, pero al rato después encontré al Brad Pitt, el susodicho, traumatizado, muy quieto y bastante choqueado, cojeando pero nada más. Estuvo todo un día sin comer ni beber leche, conducta inquietante ya que normalmente tiene un diente del porte de un león. Después se recuperó. Pero esta ya es historia pasada, la de mi gato y la de la casa que dejé hace ya una semana.
Ahora estoy de paso en la casa de mi hermano, mientras busco un lugar para cambiarme a vivir. Espero que sea el penúltimo cambio de mi vida, en el sentido de que el siguiente cambio sea para irme a vivir a mi propia casa.
Por mientras estoy aquí, en un lugar que no es el mío, de prestado, sin tener un lugar fijo donde llegar, todas mis cosas en cajas, y mi mujer a la espera de que yo encuentre algo para venirse a vivir conmigo. Estoy en el limbo, en ese lugar intermedio desde el cual uno se dirige al cielo o al infierno, lugar de espera y de cierta evaluación crítica de las conductas propias. Es curioso, pero a la vez, en este lugar de paso, a pesar de todo el contexto, me siento muy en familia, en un buen ambiente, ahí están mi hermano y también mi primo, además de mi sobrina, formamos una familia, un pequeño clan, un equipo solidario. Pero es un lugar de paso, un buen lugar de paso.
En esta última época he tenido un gran apoyo de mi círculo de amigos y de mi familia. Ante este cambio de casa y todo lo que ha envuelto me he encontrado que gran parte de mis cajas con mis cosas han sido llenadas por mis amigos, que parte de los arreglos de entrega de la casa y de su limpieza, han sido hechos por otros, que cada uno de los eventos de este cambio han sido acompañados por ellos, mis amigos. Tal como el año pasado pude sentir este apoyo de la mayoría de mis amigos, en este inicio de año ha sido igual, lo que me llena de alegría y agradecimiento. Siento que tengo suerte.
Mi paso por este limbo es un tiempo de reflexión, donde encarar algunas cuestiones importantes para mi vida, cosas de estos tiempos inmediatos y cosas que tienen que ver con lo que está por venir.
Mi paso por este limbo ¿será también un tiempo de cierta expiación de alguna culpa?
Mi paso por este limbo es un tiempo de promesas.
2 comentarios:
cuando uno se entrega a la situacion es cuando mejor fluyen las cosas...lo mejor para vos en este viaje!
muy lindo tu blog!!
saludos
Gracias Renata, gracias por tu comentario, recojo tus palabras, simples pero certeras.
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